martes, 18 de diciembre de 2012

Tiempo de Navidad II. Poner el Belén


Lo más importante, para mi, en estos días era siempre el momento de poner el belén. Desde muy pequeña solía hacerlo yo sola o con pocas ayudas. Aún conservo en Escalona alguna de las viejas figuritas que yo colocaba en un rincón del comedor de mi casa. Mi belén infantil solía ser un paisaje muy nevado (a base de harina), con montañas simuladas con escorias de la calefacción (lo que queda cuando el carbón está casi quemado) y un camino hecho con serrín,  por donde llegaban en fila todas mis figuritas hasta el establo, en donde colocaba a la Sagrada Familia, con  la mula y el buey.

Más tarde, me encargué del belén en mi lugar de trabajo durante varios años, ya con más medios y más grande. Era un Colegio Mayor y siempre había voluntarios para ayudarme.

Cuando llegó a mi vida el abuelo Juan, lo de poner el belén se complicó más. El también era un entusiasta y creo que en su casa de Hellín los había montado a lo grande con la colaboración del tio Antonio, cuando eran pequeños. Allí había mucho sitio y también mucha tradición. Más tarde en su época de maestro le tocó poner muchos,  en el colegio Miguel Blasco Vilatela,  en el que ejerció más de quince años.

Vosotros, mis chicos, no pudisteis conocer esta faceta del abuelo pero seguro que a vuestros padres les pasará como a mi y recordarán el día de poner el belén. Solíamos esperar al día que empezaban las vacaciones en la escuela porque así podíamos contar también con el tio Rafael.

Antes preparábamos el lugar, se montaba el estaribel (palabra en vías de extinción pero que en esta casa se usaba muy a menudo). Seleccionábamos los libros que,  colocados en montones,  nos iban a dar las distintas alturas de Belén, siempre los viejos doce tomos del Año Cristiano, para elevar el castillo de Herodes.

No tengo ninguna fotografía pero el ambiente y el olor de la casa aquellos días lo siento intensamente. La mezcla del olor a musgo, a serrín tostado por el calor de las luces, el que desprendían los trapos mojados en agua con escayola para formar las montañas, el olor de la pintura de témperas para colorearlas y sobre todo el de las ramas de sabina que traía el tio Rafael de los montes de Yeste,  para poner como fondo del paisaje.


Sabina
Todos esos olores se mezclaban casi siempre con el de los roscos de yema, las morcillas, las longanizas  y otras viandas típicas que también llegaban de Yeste.

Este trajín se animaba con la música adecuada, se ensayaban villancicos y el abuelo Juan siempre terminaba con la guitarra en la mano tocando villancicos o,  "la de siempre", aquella de Juan del Encina,  por la que siempre nos metíamos con él.

Ahora me da mucha alegría saber que esa costumbre la tenéis en vuestra casa y todos ponéis vuestro propio belén. El mio, sin embargo, lo he simplificado y cada año pongo con muchísimo cariño unas figuras artesanales mejicanas que me trajo el abuelo en uno de sus viajes. Es muy sencillo e ingenuo pero me gusta mucho.  En unos minutos está instalado.





En estos días me encanta mirar los pequeños nacimientos que adornan los escaparates de las tiendas. El de la ferretería de la calle Labrador, con su molino mecánico y la mujer dando de comer a las gallinas, le gustó mucho a Alejandra hace un par de días y con los ojos muy abiertos empezó a gritar ¡Navidaaad! que es  una de las últimas palabras que ha aprendido.

También confieso que los belenes monumentales, en plan parque temático, no me gustan nada y tampoco los venecianos, con figuras vestidas de brocados y puntillas. Lo mio está más cerca de los belenes franciscanos, por supuesto con la mula y el buey. Faltaría más.

Aquí os dejo un villancico tradicional, que estoy enseñándole a Alejandra y que ya lleva muy adelantado.

http://youtu.be/T0zMfW6zADo

Es una estupenda música de fondo para poner este año el belén.
Con nostalgia pero muy feliz
Abuela Ana

domingo, 16 de diciembre de 2012

Tiempo de Navidad I. Adornos para el árbol

Hace ya muchos días, meses incluso, que desde los comercios nos están recordando que es tiempo de Navidad.

Los más madrugadores suelen ser los dulces, turrones y bebidas que están colocados estratégicamente en nuestro supermercado para tentarnos a la hora de hacer la compra con los productos que, en teoría, hay que consumir dos meses más tarde.

Luego van surgiendo los mercadillos callejeros que ofrecen todo tipo de  adornos navideños y complementos para regalar en esos días y que hacen, me imagino, bastante daño a los pequeños comercios de nuestros barrios que languidecen ante la falta de demanda. Es una pena como de una semana a otra encuentras cerradas las tiendas que has conocido durante muchos años. Es por la crisis, dicen. No podemos competir con los grandes, dicen. Tenemos muchos impuestos, dicen....


(Esta estaba en Cardenal Cisneros, 67, pero la de Hijos de Severiano González de la calle Toledo, a la que yo iba,  acabó igual)
Os cuento lo de las pequeñas tiendas porque a veces es dificil encontrar algo tan simple como un botón o una bobina de hilo de un color determinado en el barrio y hay que desplazarse al centro en donde afortunadamente las antiguas tiendas de Pontejos tienen de todo. Echo de menos las pequeñas mercerías de toda la vida.

Me encanta hacer labores, pequeñas labores ahora. Soy impaciente y ya no me apetece meterme en grandes obras. Estos días he descubierto que podía pasarlo muy bien confeccionando adornos para el árbol de navidad de mis niños. Pequeñas piezas confeccionadas a crochet que además me han permitido reciclar un montón de restos de lana que había ido guardando de labores anteriores.


Mi hija Ana me mandó un enlace a una página, Lanas y ovillos. Amigurumis,  y me puse manos a la obra.


(Las campanitas y las estrellas se rellenan con algodón sintético para darles volumen)
Es facilísimo porque aparte de ir guiándote paso a paso en un video, puedes imprimir el esquema de cada adorno y seguirlo vuelta a vuelta. También encontré algunas cosas interesantes en la página Tejiendo Perú. Navidad.


(Los adornos colgados en el árbol quedan muy bonitos)



Las pequeñas cabecitas de Santa Claus se pueden poner, además de colgadas en el árbol, pegadas en una cartulina doblada y así puedes enviar felicitaciones de Navidad muy simpáticas.



He descubierto el Amigurumis (se trata de confeccionar pequeños muñecos, la mayoría inspirados en los dibujos del comic manga), afición que al parecer hace furor entre las jovencitas y no tan jóvenes en Japón. Os invito a descubrir todo lo que hay escrito sobre esto. También se ofrecen cursos, talleres  e intercambio de labores a través de Internet.



Quizá lo que se ha recuperado sea la sensación relajante de las labores de crochet y la facilidad de realizarla en cualquier sitio. Además ha surgido un pequeño comercio, a veces por encargo, de estos muñecos que se pueden personalizar.

A mis chicos les han gustado los adornos confeccionados por la abuela Ana y yo me lo he pasado estupendamente haciéndolos. Alguno de los muñecos de nieve me ha salido más simpático, otro un poco grotesco, ahí está la gracia del asunto en que son iguales pero distintos.


(El muñeco de nieve es un modelo exclusivo de la abuela Ana)
Me ha encantado compartir mi nueva afición con vosotros. Si me animo a hacer nuevas cosas ya os las enseñaré. La recomiendo a quien sepa hacer lo más básico con un ganchillo porque es fácil, barato y gratificante.
Manos ocupadas, cabecita despierta.
Abuela Ana

sábado, 17 de noviembre de 2012

Crecer en tiempos revueltos. Barrio de Chamberí

Esta semana ha finalizado, en Televisión Española, la serie Amar en Tiempos revueltos. El próximo año volverá a emitirse una secuela en Antena 3, pero creo que no será lo mismo..

He seguido con absoluta fidelidad todos los capítulos de la serie a lo largo de las siete temporadas. Alguno me he perdido,  pero siempre he procurado programar la grabación de los capítulos si no iba a estar en casa; y más tarde, verlos en la tele a la carta.

Al menos para mí el secreto del éxito de la serie ha sido el encontrarme con personajes y situaciones que me sonaban mucho, que me resultaban muy reconocibles, que todo sucedía en mi barrio, en donde yo nací y viví justo hasta el año 1957. El madrileño barrio de Chamberí.

También creo que ha sido un mérito grande de los guionistas el ir planteando, alrededor de las peripecias vitales de los protagonistas de cada temporada,  la realidad social de la época. Con algunas situaciones que a mi me "chirriaban" un poco, pero pienso que han sido bastante fieles.

Cada tarde, he tenido algún momento que me ha hecho recordar otros vividos, a parte de las imágenes en blanco y negro procedentes del NO-DO que me hacía muchísima ilusión volver a verlas. Esa plaza de Colón que yo cruzaba cuatro veces al día en mi camino al Instituto Beatriz Galindo, las carteleras de los cines de la Gran Vía, el escaparate de los Almacenes Sepu...

Supongo que alguno de los guionistas conoce muy bien el barrio y por eso la trama de la serie se situó allí y no en otro lugar de Madrid.

Por ser los "fijos",  Pelayo, Marcelino, Manolita y la pequeña Leonor (que por edad era como yo en aquella época, aunque en algún momento dejó de cumplir años) son mis amigos de la sobremesa, con los que he tomado café todo este tiempo. De los estupendos actores que han ido pasando cada temporada recuerdo con especial cariño a la maestra represaliada (Petra Martinez) que introduce en la literatura a Teresa, y con la que coincido a veces en la peluquería y no puedo dejar de verla como a Doña Adela.

He disfrutado mucho con esta serie y siento mucho que se haya terminado.

Yo iba poniendo imágenes reales cada tarde a los lugares del barrio que aparecían en la novela, por ejemplo situaba al cascarrabias don Senén o al padre Enrique en mi parroquia de Santa Teresa y Santa Isabel, en la que me bautizaron.

(Parroquia de Santa Teresa y Santa Isabel,  en la Glorieta de la Iglesia)
También situaba el bar de Pelayo, El asturiano, en alguna de las tabernas del barrio como esta de la calle Alvarez de Castro número 8.


(fotografía encontrada en el blog Caminando por Madrid)
Aunque uno de los recuerdos más presente ha sido el del mercado de abastos del barrio, al que Manolita y Felisa van en casi todos los capítulos. Siempre he imaginado el de la plaza de Olavide al que yo iba  con mi madre y a veces sola cuando ya era mayorcita.


(Fotografía de la apertura del mercado de Olavide en 1935)
Situado en el centro de la plaza de Olavide a donde confluyen muchas calles del barrio,  fue durante mucho tiempo uno de los mercados más surtidos y de calidad de Madrid.
Desgraciadamente y a pesar de los movimientos vecinales en contra de su demolición, voló por los aires el 2 de noviembre de 1974, para remodelar urbanísticamente la zona.


(Colapso controlado del mercado de abastos de la plaza de Olavide, 2-11-1974)
Al principio de este post he contado que me marché del barrio de Chamberí justo el año en que se sitúa el último capítulo de Amar en tiempos revueltos. Yo nací y viví hasta esa fecha en la calle Santa Engracia (entonces le habían cambiado el nombre por Joaquín García Morato -el aviador-, luego se lo restituyeron), en el número 5.

Mi casa era, y es, un edificio precioso en la que vivía un grupo de inquilinos bastante heterogéneo: había varias pensiones, un dentista, una notaría, un consultorio médico, varios pisos dedicados a residencia de viudas y huérfanas de militares y varias familias entre ellas la mía. Los propietarios de la finca la fueron dejando deteriorarse poco a poco y al final de los años 50 consiguieron que todos los inquilinos se fueran. Algunos, como mis padres, utilizaron la indemnización recibida para empezar a comprar un piso en propiedad, en los barrios de la periferia de Madrid que surgían como setas en una incipiente especulación inmobiliaria.

A "mi casa" le hicieron una remodelación y la convirtieron en un establecimiento hotelero. Hoy, totalmente renovada, pertenece a una importante cadena de hoteles.


Cuando yo veía las cristaleras de colores de la academia de baile de Lina y más tarde de la revista Sucesos, en la serie, recordaba las vidrieras emplomadas que había en las ventanas de la escalera de mi casa. Eran de la empresa "Maumejean" y aquella palabreja escrita en todas las ventanas es uno de los recuerdos más antiguos que conservo de mi infancia. No me preguntéis por qué. Con los años la he vuelto a ver en otras cristaleras y me ha hecho mucha ilusión. Creo que en la última remodelación del edificio las han restaurado y conservado.


(Hace chaflán entre Santa Engracia y Manuel Fernández Longoria, ¿verdad que es una casa preciosa?)

No me resisto a incluir aquí también, una fotografía de la vieja estación de metro de Chamberí, hoy accesible solamente como museo y que durante muchos años fué una estación fantasma en la que no paraban los vagones y que sirvió incluso de plató cinematográfico en algunas ocasiones. Cuando yo vivía allí cerquita,  tenía una boca de salida frente a la ferretería Chamberí, a la que yo solía ir con mi padre muy a menudo.


Necesitaba hacer este paseo por mi antiguo barrio, aunque me quedan en el archivo mil cosas más que he ido recordando gracias a Amar en tiempos revueltos.

Para mi han sido importantes dos barrios de Madrid, aunque he vivido en cuatro. Uno es Chamberí en el que nací y viví una infancia muy feliz y el otro es Arganzuela en el que llevo ya cerca de cuarenta años y me encuentro muy a gusto. Y como me considero gata y castiza pues... "de Madrid al cielo..."

Abuela Ana

jueves, 8 de noviembre de 2012

Noviembre

El mes empezó mal, muy mal. La noticia de lo que había sucedido en la macro fiesta de "Halloween" en Madrid me dejó muy triste y preocupada. Soy abuela de seis nietos y, aunque todavía ninguno es mayor de edad, ya hay al menos tres que están en plena adolescencia.

Pronto pedirán permiso para salir con sus amigos de marcha, querrán asistir a conciertos de sus cantantes favoritos, empezar el año nuevo en una fiesta.... y, la verdad,  lo que ha ocurrido en Madrid  ha dejado al descubierto muchas cosas feas como:  el ánimo de lucro de los organizadores, la improvisación, la falta de rigor en las inspecciones de los lugares en los que se celebran esos eventos, la necesidad de personal de seguridad  cualificado y sobre todo,  ese ir y venir de mano en mano de la patata caliente de la responsabilidad.

Voy a cumplir pronto setenta años y os aseguro que cuando escuché el otro día decir a la alcaldesa de mi ciudad, Madrid, que a partir de ahora se prohibían ese tipo de fiestas,  porque, dejaba entender que, la culpa de todo era de las propias víctimas (mucho ruído -música-, multitud, calor, alcohol...),  me pareció ir hacia atrás por el tunel del tiempo hasta la época de mi  juventud en la que hasta un guateque, con la madre de quien lo organizaba sentada en medio del salón,  era motivo para tener que ir a confesarse por lo pecaminoso de la fiesta.

En mi adolescencia y juventud el verbo prohibir se conjugaba muy a menudo.

La reacción de la alcaldesa me pareció tan de andar por casa, tan paternalista, que sentí vergüenza ajena.

- Como os habéis portado mal, se acabaron las fiestas-. Para un político ¿es más fácil prohibir que hacer cumplir las normas, pedir responsabilidades, castigar a los culpables y garantizar que algo así no pueda volver a suceder?. Pues parece que sí.

(Viñeta de El Roto, 9 de noviembre de 2012, El País)
En manos de los padres estará educar responsablemente a los muchachos y en autorizar o no el que vayan de fiesta, pero es necesario que los lugares a los que acudan ofrezcan como mínimo la seguridad de que no les va a pasar nada irreparable. Esa es la tarea de los responsables políticos.

Yo no se en qué terminará este asunto. Nadie podrá devolver a su casa a ninguna de las chicas que han perdido su vida en un día que iba a ser de fiesta,  pero quiero pensar que, de ahora en adelante,  los responsables de autorizar la reunión de miles de personas para celebrar fiestas o asistir a un concierto,  revisen con una lupa hasta el último detalle y no pasen por alto ni un solo aspecto que pueda ser motivo de que esta tragedia se repita.

Me gustaría dentro de poco, cuando mis nietos me digan que se van de fiesta, poder decirles con una gran sonrisa que lo pasen muy bien y que me cuenten como ha sido la fiesta, al día siguiente.
Abuela Ana

lunes, 15 de octubre de 2012

Historia para andar por casa. Escalona y su Castillo

Después de más de treinta años pasando largas temporadas en nuestra casa de Escalona, el pasado fin de semana he pisado por primera vez el recinto del castillo. Al principio,  porque al ser de propiedad privada, estaba cerrado y hace poco, cuando se planificaron visitas los sábados por la mañana,  porque no había encontrado el momento.


Ha sido una visita sorpresa, decidida sobre la marcha y la he hecho llevando de la mano a mi pequeña princesa , mi nieta menor, que aún le falta para cumplir dos años.
A Alejandra le encanta hacer turismo y los sitios un poco oscuros o cerrados con rejas los considera lugares para jugar al escondite con su papá y los llama "cu-cús". Es una turista intrépida a la que hay que sujetar para que no corra derecha hacia fosos y troneras.

En la actualidad el castillo de Escalona es un recinto en "rehabilitación" lenta y supongo que muy costosa.

Recuerdo que hace muchos años, cuando al abuelo Juan se le ocurrió pintar un cuadro con la vista del castillo desde el río Alberche, solía hablarme, mientras pintaba, de la historia de Escalona. En sus asignaturas de Historia Medieval y Moderna, este lugar aparecía de vez en cuando asociado a personajes importantes de la historia de Castilla, y a él le gustaba documentarse muy bien.

Vista general desde el rio (debajo del puente)
Como además estoy siguiendo la serie Isabel, en la televisión y hace muy poquito he vuelto a ver la película Locura de amor, en homenaje personal a la desaparecida Aurora Bautista, llevaba unos días releyendo las estupendas biografías de Isabel I y Juana I de Castilla escritas por el profesor Manuel Fernández Alvarez y encontrando referencias a alguno de los personajes que anduvieron con sus espadas entre estas piedras. 
Vamos, que paseando por el castillo de Escalona me he sentido viajando por el tunel del tiempo y he fantaseado un poco, llevando a mi princesita de la mano.

Cu-cú, ¿donde estoy?

Os cuento:
Las noticias más antiguas nos llevan a un asentamiento romano, un "castrum", para  la defensa del paso del río Alberche, que a su vez le sirve de foso natural.

El río le sirve de foso natural con un desnivel de más de 25 metros
 De la época visigoda se han encontrado restos de sarcófagos y se cree que existió algún tipo de asentamiento militar en el lugar.

Durante la dominación musulmana, los moros respetan el asentamiento del castrum y su recinto amurallado y edifican una fortaleza, restaurando y ampliando la que había. La población musulmana se consolida en la zona y gana importancia como lugar estratégico durante el Califato de Córdoba,  formando parte del triángulo para la defensa de Toledo, formado por los sitios de Alamín, Maqueda y Escalona.

A principios del siglo XI, en 1083, Escalona es conquistada por Alfonso VI como primer paso para la conquista de Toledo y durante años es lugar de batallas y escaramuzas contra los musulmanes del norte de Africa.
En 1118 el rey Alfonso VII le otorga fuero (que quiere decir que el lugar tiene derechos y normas jurídicas, otorgadas por el rey).
En 1130 se concede a los hermanos Diego y Domingo Alvarez el encargo de repoblar el lugar y se construye un recinto amurallado de más de un kilómetro y medio de longitud en las cercanías del castillo. Una vez reconquistado el lugar aumenta su importancia como enclave en la retaguardia  de los castellanos y prospera económicamente.

Torres albarranas edificadas en la época del infante don Juan Manuel
En cuanto a la fortaleza, ya en el siglo XIII, en 1281 pasa a formar parte de las posesiones del infante don Manuel, hijo del rey Fernando III (el Santo) y hermano de Alfonso X (el Sabio). En el castillo de Escalona nace, en 1282, su hijo el infante don Juan Manuel, aquel que escribió Los cuentos del Conde Lucanor.


Durante el siglo XIV, el castillo pasa de manos de los nobles a las de los reyes en varias ocasiones y, ya en el siglo XV, el rey Juan II, padre de Isabel se lo cede a don Alvaro de Luna, Condestable de Castilla, que manda construir en el interior de la fortaleza un alcázar de estilo mudéjar. Las crónicas de la época recogen la grandeza de su palacio y las fiestas, torneos y banquetes que allí se celebraron en honor del rey.


Fachada del palacio (en obras)
Pero ese mismo rey que le había cedido el castillo a don Alvaro de Luna, le mandó arrestar y ajusticiar en Valladolid, y obligó a su esposa María  Pimentel (la Triste Condesa) y a su hijo a devolverle la fortaleza con todo lo que había dentro. La viuda se refugió en otra de sus posesiones, el palacio de Arenas de San Pedro.


El Condestable don Alvaro de Luna

En 1470, el rey Enrique IV, el hermano de Isabel, lo dona a su favorito Juan Pacheco, marqués de Villena y desde ese momento duque de Escalona. A partir de entonces Escalona y la comarca son escenario de los enfrentamientos por conseguir la corona de Castilla entre los partidarios de Isabel y los de su hermano y su descendiente Juana (la Beltraneja).


A lo largo de cuatro siglos más,  el castillo pertenece a los Villena, después al duque de Osuna y otra vez al marqués de Villena.

Durante la invasión francesa, a principios del siglo XIX, el palacio es desmantelado por las tropas napoleónicas, que utilizan las vigas del artesonado para construir un puente sobre el río Alberche que facilite el paso de tropas y material de guerra en la batalla de Talavera. Los restos del edificio son incendiados por orden del mariscal Soult.

Estado actual de la fortaleza que rodea el palacio.
El censo de cigüeñas crece cada año.

En 1922, para evitar un mayor deterioro de las ruínas de la fortaleza de Escalona, es declarado monumento nacional. Su propiedad pasa a manos privadas y se va rehabilitando, lentamente, hasta su estado actual.


En esta pradera hace unos años se celebraban corridas de toros durante las fiestas
Espero que os haya gustado mi paseo. Yo lo pasé muy bien y recopilando los datos para escribirlos aquí también he aprendido mucho.

Gracias a la Mamá 2.0, por hacer unas fotos tan buenas y pasármelas para el blog.

Si alguien se anima, nos vemos en Escalona (Toledo)
Abuela Ana

viernes, 12 de octubre de 2012

El placer de releer un libro

Hace algún tiempo comenté que mis reuniones literarias de los jueves se habían suspendido, así que a partir de ese momento he ido escogiendo los títulos que me apetecía leer, sin tener en cuenta si al final de la lectura había que comentarla en grupo.

Últimamente he leído un poco de todo y me he dado cuenta de que lo que más me apetece en estos momentos es recuperar algunos títulos que me gustaron mucho y que, por la prisa de acabar a tiempo, no pude disfrutar del todo.

Entre los títulos que quiero recuperar hay clásicos como Quevedo, con el que pasamos tardes inolvidables leyendo algunas de sus Obras festivas (Pragmática que han de guardar las hermanas comunes, Genealogía del modorro,  El libro de todas las cosas y otras muchas más...).



Con una novela de Jorge Amado, Doña Flor y sus dos maridos, tuvimos unas tardes de subidón erótico-culinario- festivo que culminó con unas tisanas bautizadas con auténtico Cachaza, traído directamente de Porto Alegre para la ocasión. (¡Gracias Fran!)


También atrevernos a leer Rayuela de Cortázar, Cien años de soledad de García Márquez, Bomarzo de Mujica Laínez, como libros del mes para ponerlos en común, fue estupendo pero, como decía antes, con las prisas yo siento que de todos ellos me he perdido algo.

Leímos muchas cosas de Benedetti, algunas de Saramago y de Carlos Fuentes y, cuando se fueron,  nos dejaron la asignatura pendiente de seguir leyendo algo más.

También hay una novela reciente, de las últimas que leímos, que dejé en lista de espera para una segunda lectura, es Los enamoramientos de Javier Marías.


Hace un par de domingos vi un telefilm en la televisión que me hizo pensar mucho en las lecturas a lo largo de la vida. Era el viaje de un profesor de literatura, alemán, que emprende el Camino de Santiago llevando como lectura para el viaje La Odisea de Homero. Aparte de la trama de la película me encantaron las reflexiones que hacía sobre el libro que siempre llevaba en la mano.

Yo no tengo un libro especial, me encanta volver a muchos. Son los que puedo empezar a leer por cualquier página porque ya se cómo terminan y de qué tratan y no tengo ninguna prisa por acabarlos. Son de los que recuerdo frases, situaciones, descripciones... que me hacen sonreir cuando las vuelvo a vivir.

Así que este otoño-invierno voy a dedicar parte de mi tiempo libre a sentarme en mi sofá de Ikea, comodísimo, (recuerdo el sillón Voltaire del Martín Romaña de Bryce Echenique), y disfrutar de la relectura de mis autores favoritos.



Por cierto, hoy es 12 de octubre: felicidades a mis Pilares que aunque no son muchas si son muy queridas.
Nos encontramos en el sofá de leer
Abuela Ana

sábado, 22 de septiembre de 2012

Otoño

Hoy comienza el otoño. Todavía hace calor y después de que en todo el verano no haya tenido que abrir el paragüas una sola vez necesito sentir el aire fresco y la lluvia en la cara.


Me encanta el otoño. En Madrid, donde siempre he vivido, es la estación más agradable porque aquí la primavera no se nota, pasamos del abrigo a los tirantes en cuatro días.

El otoño es el principio de un nuevo ciclo, al menos en mi caso que siempre he contado más los cursos que los años. Cuando estaba soltera trabajaba en un Colegio Mayor y allí todo empezaba en octubre. Luego como el abuelo Juan dedicó gran parte de su vida a la enseñanza, también contábamos el tiempo por cursos.

Hay quien dice que el otoño los deprime, no es mi caso. A mi el verano me resulta largo y cansado sobre todo si como en este de 2012 hace tanto calor. Por supuesto que las vacaciones están bien, pero son demasiado largas sobre todo para los escolares. Siempre he pensado que sería mejor que estuvieran más repartidas a lo largo del año, pero creo que el clima influye mucho en que sean así.

A los que habéis descansado todo el verano ahora os toca comenzar con fuerza el nuevo curso y trabajar con ganas de aprender muchas cosas nuevas.

A los que tuvistéis que estudiar durante el verano y hacer cuaderno de vacaciones, mi felicitación por haber superado el "tropezón" ¿verdad Diego que no te va a volver a pasar nada parecido?, ¿A que este curso vas a aprobar todos los parciales?. Y a mi peque, Juan, ¿a qué no se te va a olvidar ningún día hacer los deberes?.

En otoño se caen las hojas de los árboles, pero en donde había una hoja aparece un pequeño brote que, después de descansar y dormir todo el invierno, crecerá fuerte y brillante la próxima primavera. Es tiempo de recoger frutos para el invierno y de preparar "el campo" para nuevas cosechas.


La vendimia, Goya

Aquí os dejo un regalo musical,  para animar el camino, de "El cura pelirrojillo", como le llamaba Argenta en Clásicos Populares.

http://youtu.be/oUupXkO7I6s

Después de estas largas vacaciones, de nuevo, saludos de
Abuela Ana

miércoles, 27 de junio de 2012

Lecturas para el verano

Bueno, ya ha llegado totalmente en serio el verano. Hace muchísimo calor, las clases de mis niños ya han terminado y siento unas ganas locas de irme al pueblo, a la casa fresquita, a cuidar mi jardín y a sentarme a leer a la sombra de unas madreselvas recién regadas que huelen a gloria.

Eso lo voy a hacer muy pronto y ahora ya estoy preparando la maleta. Allí tengo de casi todo y al final la maleta, antes, siempre acababa llena de libros. Ahora tengo un lector de ebooks, regalo de mi hijo Fran, que ahorra muchísimo peso y deja mucho espacio en el equipaje.¿ A ver si no, cómo puedo viajar con doscientos libros aunque al final sólo lea cuatro o cinco a lo largo del verano?

En papel solamente me llevo El Cementerio de Praga de Umberto Eco, que me lo regalaron hace meses y lo he reservado para disfrutarlo tranquilamente este verano. Tengo mucha curiosidad porque he leído comentarios de todo tipo sobre esta novela, sobre el exceso de documentación, lo denso del texto.... aunque creo que Eco, que va un paso por delante,  ya se cura en salud de las críticas en el texto que incluye en la  página primera, a modo de dedicatoria:

..."Puesto que los episodios también son necesarios, es más, constituyen la parte principal de un relato histórico, hemos introducido el ajusticiamiento de cien ciudadanos llevados a la horca en la plaza pública, el de dos frailes quemados vivos, la aparición de un cometa, descripciones todas ellas que valen las de cien torneos, y que tienen la virtud de desviar sobremanera la mente del lector del hecho principal".
Carlo Tenca,
La ca´dei cani

Mi amiga Salce, hace unas semanas, me contó que había leído hace muchos años una novela que le regaló su marido cuando eran novios. Se trata de La ciudadela de J.A. Cronin. Yo recordaba una vieja película basada en esa novela y al final la he encontrado.

Es la historia de un médico en un pueblo minero de Gales. A mi amiga le gustó porque su marido, que fue durante años médico de empresa en las obras de un gran pantano por tierras de León, y había empezado a ejercer en pueblos de la cuenca minera, igual  que el protagonista de la novela, lo mismo curaba accidentes laborales, que atendía a un parto en alguno de los pueblos de alrededor.



Editada en 1937, no ha perdido nada de su mensaje original, no ha envejecido aunque la situación de médicos y trabajadores sea ahora muy distinta. Lo importante en la novela es el conflicto del protagonista entre su vocación, la posibilidad de ayudar de verdad a los enfermos en vez de medrar a su costa y un incipiente interés por investigar las enfermedades provocadas por algunos trabajos, en este caso la silicosis entre los mineros.

La novela fue llevada al cine por King Vidor en 1938 y tuvo cuatro nominaciones a los Premios Oscar



Otro título que os recomiendo para estas vacaciones es El abuelo que se tiró por la ventana y se largó de Jonas Jonasson. Entre los más vendidos en la Feria del libro de este año, es un auténtico disparate divertidísimo. A punto de cumplir cien años aún puede uno tener ganas de vivir una loca aventura. No quiero contar nada porque es una delicia ir cambiando de hoja casi con la sonrisa continuamente en la boca. Y a veces con auténticas carcajadas. La historia contada en dos tiempos hace un repaso periodístico de personajes y sucesos de los últimos cien años.
Y por último y como el típico libro de leer a la orilla del mar o al borde la piscina os recomiendo cualquiera de las muchas novelas de Mary Higgins Clark. Yo he leído hace unos días Por siempre mía. Es la historia de una abogada y psicóloga que hace un programa de radio en el que recibe consultas de los oyentes. Un día presenta en su programa un libro sobre casos de mujeres desaparecidas en extrañas circunstancias, escrito por un colega psicólogo y tras la llamada de una oyente se desencadena toda la trama de la novela.


Higgins Clark es una prolífica escritora de temas de misterio y suspense, muy fáciles de leer y que a juzgar por los millones de ejemplares vendidos debe tener un número muy importante de seguidores.

A mi me gusta leer un poco de todo y sobre todo en el largo y cálido verano.
Hasta la vuelta
Abuela Ana 

miércoles, 13 de junio de 2012

¡Estamos de santo!

ANTONIO es un nombre de origen romano, en nuestra familia ha habido y hay varios Antonios que hoy, 13 de junio, celebran su santo. En el santoral se celebra el día de San Antonio de Padua. ¡FELICIDADES A TODOS!

Cómo ya sabéis que me gusta contaros historias, hoy me apetece mucho hablar de este santo que a mí me ha caído siempre muy bien.

Nacido en Lisboa (1195), en una familia de la aristocracia, descendiente del Caballero Cruzado Godofredo de Bouillón, recibió el nombre de Fernando Martim de Bulhöes e Taveira Azevedo. Estudió en Lisboa y Coimbra con los monjes Agustinos entrando en la Orden. En 1220 cambió de Orden religiosa y se hizo franciscano, adoptando el nombre de Antonio en honor de San Antonio Abad. Hizo su carrera como predicador por el norte de Italia y el sur de Francia y murió joven, el 13 de junio de 1231. En la ciudad de Padua se construyó una basílica que conserva sus restos.


Basílica de San Antonio en Padua, Italia

Antonio de Padua fué canonizado por el Papa Gregorio IX el 30 de mayo de 1232, antes de cumplirse un año de su muerte.

San Antonio, según la tradición hizo muchos milagros: lograba que cuando predicaba salieran a escucharle hasta los peces; le escuchaban y obedecían los pajaritos; podía estar en dos sitios a la vez (bilocación); y además es un santo muy atareado porque solamente con atender las peticiones de encontrar pareja y las de encontrar los objetos perdidos que le hacen sus devotos, no debe sobrarle mucho tiempo. También es un santo que se organiza muy bien económicamente porque el dinero que depositan en agradecimiento por los favores recibidos en su cepillo en las iglesias (especie de hucha que acompaña a la imagen del santo), luego se reparte entre los pobres.

Cuando llega el día 13 de junio se celebran fiestas en su honor en muchos lugares.


Iglesia de San Antonio en Lisboa (Portugal)
En Lisboa la fiesta se celebra en los barrios, sobre todo en Alfama que aún conserva restos de la casa natal del santo. Hay bailes, concursos de fado, se consumen miles de kilos de sardinas asadas y se cumple la tradición de pedir pareja, poniendo unas monedas sobre el libro que su imagen lleva en la mano.

Alfama, la Lisboa medieval
En España creo que es en Madrid donde está más arraigada la fiesta de San Antonio. A principios del siglo XVIII se construyó la primera ermita dedicada al santo de Padua. Construída por el arquitecto José de Churriguera, en 1720, fue derribada en 1768 porque estaba en medio de la nueva carretera de Castilla.

Carlos III ordena, dos años después,  la construcción de una nueva a Francesco Sabatini, que a su vez fue derribada por Carlos IV.

Y por fin, a la tercera, cuando el rey adquiere el Palacio de la Florida para hacer una finca de recreo, encarga la construcción de una ermita nueva. Esta vez el arquitecto fue Filippo Fontana, que diseñó el edificio neoclásico de gran sencillez que podemos visitar en la actualidad. A esta ermita ya se la conoce como la de San Antonio de la Florida. El Palacio y parte de las instalaciones de la finca desaparecieron al construirse la Estación del Príncipe Pío. (Hoy nuestro muy visitado centro comercial).


Ermita de San Antonio de la Florida en Madrid (España)

De la decoración interior se encargó el pintor de cámara del rey, Francisco de Goya, que realizó el trabajo de pintar los frescos que decoran el ábside y la cúpula, en seis meses, entre agosto y diciembre de 1798.

En las pinturas del maestro aragonés se narra uno de los milagros de San Antonio. La historia es que durante el juicio que se sigue en Lisboa contra el padre del santo, acusándolo de un crimen, del que es inocente, se presenta  Antonio de Padua (transportado por los ángeles desde su residencia en Padua) y por gracia divina consigue que un difunto conteste a las preguntas del juez y confirme la inocencia del acusado.

En el centro San Antonio y sus padres

Representados en la cúpula de la ermita aparecen  los padres del santo, el difunto y San Antonio sobre una roca. En la base de la cúpula y apoyados en una barandilla pintada,  que la recorre entera,  aparecen observando y comentando el milagro, majas, chisperos, embozados y toda una representación del pueblo de Madrid, dando una impresión de gran realismo.


Vista general
Aquí, debajo de sus pinturas, está el panteón donde reposan los restos de Francisco de Goya, desde el 29 de septiembre de 1919, con la lápida que tuvo en el cementerio de Burdeos, ciudad en donde falleció, en 1828.

El pueblo de Madrid observa y comenta el milagro
La ermita fue declarada Monumento Nacional el 1 de abril de 1905 y estuvo abierta al culto hasta 1920 en que se construyó un edificio gemelo para trasladar los oficios religiosos y dejar el original como Museo.

Un primerísimo plano de las pinturas del balcón

Una vez que tenemos ermita, vamos a contar cosas de nuestras fiestas.

Es la primera verbena (lo de San Isidro es una romería), llega ya casi con el verano y dichos y zarzuelas recogen la ilusión con que la recibían los madrileños.

"... llévame a la verbena de San Antonio, que por ser la primera no "pueo" faltar.
Juntos como si fuéramos matrimonio, no haga el demonio que una chulapa,
me amargue el día de San Antonio, porque le guste coquetear..."
                                                            (Habanera de La Aurelia y Paco el Garboso)

La tradición era que el día del santo, las modistillas echaran 13 alfileres en la pila del agua bendita de la ermita y luego plantaran la mano dentro, encima de los alfileres que se iban acumulando. Si al sacarla se les había clavado alguno, ese era el número de posibles novios que iban a tener ese año. Es fácil suponer que la costumbre ha pasado ya a cualquier chica que quiera encontrar pareja. Y yo me pregunto ¿cuándo van a ser los chicos los que metan la mano en la pila del agua bendita?.

Otra costumbre es la de adquirir, después de la misa en la ermita, los panecillos del Santo, que se conservarán en casa durante todo el año para que no falte el bienestar a la familia.
En la zona de la ermita, desde La Bombilla hasta el Puente de los Franceses, se instalan merenderos, atracciones de feria, barracas de rifas. Hay música, bailes populares y todo lo que hace agradable una fiesta tradicional y muy antigua. Los solteros seguirán buscando pareja, con ayuda del Santo, los mayores lo pasarán muy bien y los peques disfrutarán con todos los cachibaches de la verbena.

Creo que me he enrrollado un montón pero es que en casa siempre hemos celebrado el día de San Antonio y además a mi es un Santo que me cae muy bien. También hoy he recordado algunas historias que contaba el abuelo Juan, de las que le contaron a él cuando estaba en el colegio de los franciscanos de Hellín.

Para terminar os ofrezco la oportunidad de escuchar una música alegre, que tiene que ver con este día y que os va a resultar muy conocida. Nela si lees esta entrada, desde Puerto Rico, espero que esta canción te traiga buenos recuerdos.



Seguimos castizos
Abuela Ana