viernes, 12 de octubre de 2012

El placer de releer un libro

Hace algún tiempo comenté que mis reuniones literarias de los jueves se habían suspendido, así que a partir de ese momento he ido escogiendo los títulos que me apetecía leer, sin tener en cuenta si al final de la lectura había que comentarla en grupo.

Últimamente he leído un poco de todo y me he dado cuenta de que lo que más me apetece en estos momentos es recuperar algunos títulos que me gustaron mucho y que, por la prisa de acabar a tiempo, no pude disfrutar del todo.

Entre los títulos que quiero recuperar hay clásicos como Quevedo, con el que pasamos tardes inolvidables leyendo algunas de sus Obras festivas (Pragmática que han de guardar las hermanas comunes, Genealogía del modorro,  El libro de todas las cosas y otras muchas más...).



Con una novela de Jorge Amado, Doña Flor y sus dos maridos, tuvimos unas tardes de subidón erótico-culinario- festivo que culminó con unas tisanas bautizadas con auténtico Cachaza, traído directamente de Porto Alegre para la ocasión. (¡Gracias Fran!)


También atrevernos a leer Rayuela de Cortázar, Cien años de soledad de García Márquez, Bomarzo de Mujica Laínez, como libros del mes para ponerlos en común, fue estupendo pero, como decía antes, con las prisas yo siento que de todos ellos me he perdido algo.

Leímos muchas cosas de Benedetti, algunas de Saramago y de Carlos Fuentes y, cuando se fueron,  nos dejaron la asignatura pendiente de seguir leyendo algo más.

También hay una novela reciente, de las últimas que leímos, que dejé en lista de espera para una segunda lectura, es Los enamoramientos de Javier Marías.


Hace un par de domingos vi un telefilm en la televisión que me hizo pensar mucho en las lecturas a lo largo de la vida. Era el viaje de un profesor de literatura, alemán, que emprende el Camino de Santiago llevando como lectura para el viaje La Odisea de Homero. Aparte de la trama de la película me encantaron las reflexiones que hacía sobre el libro que siempre llevaba en la mano.

Yo no tengo un libro especial, me encanta volver a muchos. Son los que puedo empezar a leer por cualquier página porque ya se cómo terminan y de qué tratan y no tengo ninguna prisa por acabarlos. Son de los que recuerdo frases, situaciones, descripciones... que me hacen sonreir cuando las vuelvo a vivir.

Así que este otoño-invierno voy a dedicar parte de mi tiempo libre a sentarme en mi sofá de Ikea, comodísimo, (recuerdo el sillón Voltaire del Martín Romaña de Bryce Echenique), y disfrutar de la relectura de mis autores favoritos.



Por cierto, hoy es 12 de octubre: felicidades a mis Pilares que aunque no son muchas si son muy queridas.
Nos encontramos en el sofá de leer
Abuela Ana

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