miércoles, 10 de junio de 2015

Manos ocupadas... tejer, tejer, tejer.

En los últimos meses, prácticamente desde que empezó la primavera, he tenido un bajón no se si por la estación o por causas externas, pero lo cierto es que algunos días me costaba ponerme en marcha.

La terapia ocupacional siempre me ha funcionado bien en otras ocasiones y como lo de hacer limpiezas intensivas ya lo he dejado para persona más joven y más fuerte que yo, ahora me inclino más por la lectura y las labores manuales. Principalmente suelo tejer. Hago prendas o complementos de lana para mis nietos y mientras mentalmente voy diciendo: p.derecho, p.revés, hebra, tres puntos juntos.....mi cabeza no le da vueltas a otros pensamientos que son los que me producen los bajones.

A mediados de marzo, para ser más exacto el día de San José, me levanté con una sensación de soledad tremenda. En mi infancia era la fiesta grande en mi casa, era el santo de mi madre, el día del padre, también tuve un abuelo José....y ese día pensé que ya no tenía nada que celebrar.

Así que casi sin darme cuenta me encontré rebuscando en los restos de antiguas labores, lanas de colores para empezar a hacer algo que me ayudara a pasar el día. Nunca se me había ocurrido tejer los clásicos granny squard o cuadros de la abuela pero como los materiales que tenía en casa no me daban para ninguna otra cosa, cogí un ganchillo, una cesta donde poner una selección de ovillos de colores, eché un vistazo a algunos tutoriales de labores en el ordenador y comencé a tejer.

Casi tres meses más tarde y después de varias visitas a Lanas Sixto, he acabado dos mantas para arroparse en las tardes de invierno y tengo 120 cuadrados, para ensamblar una tercera, cuando no haga tanto calor como hace ahora.


(Mi primera mantita. Tiene 90 cuadrados y es la más genuína porque están aprovechados los restos de lana de otras labores. )

La primera está en Bruselas en casa de mi hija pequeña, para la segunda mi hija mayor escogió los colores y yo la tejí. Dice mi nieta Marta que es como una caja de bombones. Todos los tonos del chocolate.

(En la fotografía no se aprecian todos los tonos del crudo al marrón oscuro. Del chocolate blanco al chocolate puro. Esta tiene 110 cuadrados y es mi segunda manta.)

La tercera ha sido un capricho. He querido tejer un campo en primavera y creo que lo he conseguido. Cuando estén unidos los 120 cuadrados se va a ver mejor pero estoy muy satisfecha con mi labor. He tejido margaritas blancas, girasoles amarillos, pensamientos morados, tajetes naranja, lirios....y la uniré con el color de la flor de lavanda.


(Haciendo el jardín)
(Inspiración y primeros cuadrados)

Y, lo más importante, estoy muchísimo mejor. He alejado los pensamientos grises y han ido cogiendo color a la vez que mi labor.

Entre cadeneta y vareta también he tenido tiempo de pensar en cuantas veces he encontrado en mis lecturas a mujeres tejiendo. Con los telares, agujas de punto, ganchillo, bolillos de encajera .... En cuentos, leyendas, novelas. El principio de estos trabajos fue abrigar y cubrir el cuerpo a la tribu pero también hay muchos ejemplos de hacer esas labores con otra intención.

Recuerdo el cuento de aquella muchacha que hilando convertía la paja en oro, según su padre, y el rey la encerró prometiéndole casarse con ella si al tercer día había convertido en oro todo el pajar...gracias al enano saltarín consiguió ser reina. Y aquí no acaba el cuento.


(Buero Vallejo se inspiró en la Penélope de La Odisea para su obra de teatro)
Homero en La Odisea, puso a tejer un manto a Penélope para que ella pudiera dar largas a la decisión de casarse con otro, porque Ulises no volvía a casa. Trabajaba de día y, de noche deshacía parte de lo tejido, así la labor se alargaba en el tiempo y también el plazo que le dieron para decidir.


Laura Esquivel, en su novela Como agua para chocolate hace que Tita, la protagonista, teja una inmensa colcha en sus largas noches de soledad e insomnio con la que llega a cubrir tres hectáreas de campo....(no os voy a reventar el final de la novela).

Hay en la pintura muchos cuadros dedicados a mujeres haciendo labores.



(Mujer tejiendo de Van Gogh)
(Las hilanderas de Velázquez. Al fondo el pintor representa el mito de Aracne)

Otra cosa son las reuniones o talleres para hacer punto o crochet y poner fundas de colorines al mobiliario urbano. Esta es una actividad que me parece muy divertida y de la que en otra ocasión os contaré cositas que he visto en mis viajes de #abuelasporelmundo.

También he descubierto que esto de los cuadrados de la abuela es un pelín adictivo.

Hasta pronto
Abuela Ana

5 comentarios:

  1. Cuando pase el verano me apunto a que me des unas clases, la ultima es un verdadero jardin

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    1. Cuenta con ello. Nuestra amiga de Lanas Sixto nos ofrecerá lanas bonitas.

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  3. ¡Hola Ana!
    Mi nombre es Victoria, soy periodista y me encantaría poder con tu ayuda para un reportaje en el que estoy trabajando. ¿Podrías responderme a este comentario indicándome cómo puedo contactar contigo para contarte?

    ¡Gracias!

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    1. Hola Victoria. Lamento no haberte contestado en su momento. Llevo meses sin dedicar tiempo a mi blog. Si sigues interesada en contactar conmigo puedes escribirme a noesblogparaabuelas@gmail.com

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